jueves, 27 de octubre de 2011

Jeneverdropping

Primero ¿Qué es el Jenever? Pues bien, no es otra cosa que Ginebra, pero con sabores infinitos, desde cereza hasta chocolate pasando por plátano. Esta bebida se consume a chupitos, nunca en vaso, pero también se pueden comprar botellas de un solo sabor. 
La razón de que os cuente todo esto, es que el fin de semana pasado viví una de las experiencias más extrañas-divertidas-inquietantes de mi vida, y tuvo que ver con esta bebida, la fiesta del "Jeneverdropping".

La temática es la siguiente: Se hacen 10 grupos de 10 personas cada uno, y se les reúne a todos juntos en  una casa medio en ruinas en el centro de la nada, de noche. Allí es donde comienzas a pensar "suicidio colectivo..." pero no, te dan un mapa, un par de chupitos de Jenever y te explican que te van a soltar en mitad del campo y que el grupo tiene que seguir las indicaciones caminando por el bosque para llegar a diferentes stands, donde según las normas, se harán juegos con el objetivo último de conseguir más Jenever. Al final, una hoguera gigante donde recibir el premio final, más Jenever, y una hamburguesa para reponer fuerzas. 

Los cowboys son los Belgas, organizadores de la historia


En definitiva, un grupo de diez tías con mucho pavo solas de noche en mitad del campo con un mapa....resultado: caídas, pérdidas, canciones de scouts, algún diente perdido y muchas muchas risas. 



Después de esta experiencia la semana ha sido bastante tranquila, con varias presentaciones en Inglés delante de toda la clase, que me han demostrado que mi cara puede llegar a tonalidades insospechadas de rojo. Por otro lado, Bélgica se está  portando genial en cuanto al tiempo se refiere, y aunque hace frío el sol acompaña todos los días y eso hace el otoño mucho más llevadero. Además, hoy han empezado las vacaciones de Otoño, y desde hoy hasta el Lunes 7 de Noviembre no tenemos que pisar la "Xios hogeschool". 

Wok en el parque, porque nos lo merecemos


Decidido, no nos quedamos en Hasselt, nos vamos a Antwerpen, Gent, Luxemburg, y acabamos la semana como no en Berlín! Casi me cuesta creerme que por fin, después de dos años de soñar con Alexanderplatz la voy a pisar, con mis nuevas botas compradas en Maastricht. 

A pesar de todo, desde mi ventana se ve Sevilla con mucha nostalgia, y casi huelo el adobo de Tetuán y veo los picos de Plaza de España...A veces también oigo Madrid, y mi calle Noviciado. 
Pero no me quejo, el tiempo pasa rapidísimo y se quita los zapatos para que no me de cuenta de que lo ha hecho, y se que dentro de no tanto estaré echando de menos Hasselt.

En fin...¡Vivan las vacaciones! Ya os contaré a la vuelta


martes, 18 de octubre de 2011

Historia de un cumpleaños



Esta historia comienza con pánico, el clásico previo a mi cumpleaños. Lejos de casa, lejos de todas y de todos, sin nada planeado y con miedo a superar la barrera de los 21 años "mayoría de edad internacional", y pasar a los 22 años "a partir de aquí todo va para abajo..." 

Por lo menos, en mi mente quedaba la ilusión por la visita de Juan, que llegaba a las 23:00 del Viernes día 14 de Octubre, noche previa al día C (C de cumpleaños). Ese día me levanté con las pilas puestas, y casi como si fuera el día de mi boda, hice todas las preparaciones habidas y por haber antes del mediodía...Un mes y medio es mucho tiempo sin ver a alguien.

Y es aquí donde el pánico se volvió susto, nervios, alegría y más nervios. Después de comer y de ser muy habilmente entretenida por las chicas de la residencia, subí a mi habitación y en el pasillo me encontré con millones de cartulinas de colores con letras de mis canciones preferidas...recorriendo el pasillo y la escalera hasta llegar a la puerta de mi habitación. Ahora todo se volvió un poco difuso cuando entré y vi a Juan, muchas horas antes de lo anunciado, de pie entre mi desorden con cara de "te pillé". Después, un sonoro OOOHHH de todas las implicadas que habían puesto todo el esfuerzo del mundo en que yo no me enterara de nada durante toda la semana de maquinaciones y preparación. 

Pero cuando todavía no podía quitarme el susto del cuerpo llegó la noche, y todo el mundo estaba revolucionado...hay plan, no hay plan? Me vestí, y bajé a la cocina del primer piso a tomar "unas cervezas"...SORPRESAAAA! nervios otra vez! Media residencia escondida dentro de una cocina de 5 metros cuadrados, un mantel rosa con lunares, guirnaldas en el techo, vasos cursis con los que cualquier niña de 6 años soñaría (y de 22 en mi caso) y comida preparada con mucho cariño, incluída tortilla de patatas.







Y aquí es donde me viene la sensación..de que no me merezco todo esto, de que soy la niña con más suerte del mundo y que es imposible hacerme un regalo mejor...porque no me habían regalado una sorpresa, habían matado totalmente el pánico, la nostalgia, la sensación de lejanía, llevando las expresiones "más feliz que una perdiz" y "más a gusto que un arbusto" a su máximo esplendor. 


Después y ya para casi hacerme sentir culpable, vinieron más regalos, y yo que me sentía más que satisfecha...parecía una protagonista de "my super sweet sixteen", pero sin ninguna calle cortada para hacerme un desfile. Los regalos materiales, por decirlo de alguna manera, fueron perfectos y los gorros hechos con servilletas de Pilar remataron la noche. 


Pero mi cumpleaños no acabó ahí, teniendo en cuenta que el día 15, al día siguiente, la ciudad de Hasselt había decidido obsequiarme con la "Jenever Fest", fiesta local que consiste en beber chupitos de Grinebra de sabores mientras escuchas música desde las 14:00 del medio día hasta las 20:00 de la tarde. Compramos botellas de Jenever y a festejar se ha dicho! Cumpleaños feliz....me pongo roja...tomamos chupitos...bailamos...Me encanta el 15 de Octubre y me encanta Hasselt. 



Pero no nos olvidemos, de que Juan estaba aquí, participando en todo, viviendo todo, hablando con todos...Creo que en algún momento hice el amago de explotar de felicidad...El Domingo visita a Lovaina, una ciudad universitaria cercana a Hasselt.



El Lunes despedida y vuelta a la vida normal. Mi entrada en los 22 no ha podido ser por una puerta más grande...

Feliz!

jueves, 6 de octubre de 2011

El mundo se mueve, y yo con él

Ya hace mucho tiempo que no escribo, pero como todos (Plural de toda la vida, sin distinciones de género) os imaginaréis eso no es ni de lejos una mala señal. Todo lo contrario, la vida se ha vuelto agitada y complicada en Hasselt, en Bélgica e incluso en Alemania. Cuesta encontrar momentos tranquilos en los que la parte comodita del final de mi espalda se quiera detener a escribir, pero como sabréis eso no quiere decir que no tenga nada que contaros.


Retrocedamos en el tiempo: hace dos semanas visité por primera vez Bruselas, capital de Bélgica y de Europa, sorpresa absoluta. Fue un viaje de 24 horas, visita a la ciudad con posibilidad de quedarnos a pasar la noche en "Fuse", discoteca de la capital. Mi cuerpo no pudo resistir todo el día caminando (te quiero Bego), bebiendo cerveza y saltando en el concierto que casualmente nos encontramos en la "Grand Place" y que me recordó lo bonitas que son las "casualidades" de este mundo, así que no pisé la discoteca.

Parlamento Europeo
Bruselas es una de esas ciudades en las que no paras de mirar a todos lados, con miedo a perderte una vista maravillosa, un músico callejero o  un perro con gafas de sol. Los edificios me recordaban a Brujas, pero a gran escala y con un recubrimiento señorial que sólo la capital de un continente puede permitirse. Tengo que señalar además que nos hizo un tiempo estupendo, lo cual obviamente favoreció que las calles estuvieran abarrotadas de jóvenes y no tan jóvenes dándole una vida especial a cada esquina.
Por supuesto, un par de horas sentados en un bar de cervezas no pudieron faltar.




Después de Bruselas, vinieron clases y salidas, idas y venidas, nuevos vecinos en la residencia, días de escribir en el parque y pocas horas de dormir.

Entonces llegó como si nada este fin de semana, en el que mi sentido común tuvo un pequeño apagón y partí al Oktober Fest, en Munich. Tres furgonetas de 9 personas más 1 coche condujimos 6 horas (más otras 6 parados en un atasco) hasta llegar al "Park&Ride" que se convirtió en nuestro improvisado hotel de 1.345.000 estrellas, todas las que se veían desde los cristales de nuestra furgoneta.

La de las chicas era gris, la de los chicos negra

El Oktober es una especie de feria, con una "calle del infierno" y muchas casetas, cada una de una familia de cervezas. El ambiente me pareció sorprendente desde el primer momento, porque llegamos allí a las 10:30 de la mañana y los germanos ya iban por su tercera cerveza.



Es gracioso, lo mínimo que se puede consumir en el Oktober Fest es un litro de cerveza, no se puede pedir nada menos, se permite subir a las mesas a cantar y bailar con peligro real de caer encima de la cabeza de cualquiera, pero lo que no se permite es estar borracho tirado en el suelo, entonces aparece la "policía del Oktober", agarra al susodicho borracho y se lo lleva esposado, e incluso en alguna ocasión amordazado.
A pesar de la ironía de las borracheras y la exagerada afluencia de italianos borrachos y con la testosterona sobre la mesa, la fiesta es algo que nadie debería perderse.

Con nuestro mecanismo para reconocernos entre la multitud:coronas doradas


Dos segundos después, nos cayó encima
Acercándonos más a la fecha de hoy, también debería contaros que conocimos a la AES, que es la Asociación de Estudiantes Internacionales de Hasselt, que aunque suene muy corporativo, no es más que un grupo de Belgas que montan fiestas todas las semanas. Ya hemos ido a un par de las que han organizado y la verdad es que mezclarse con Belgas siempre viene bien, aunque sólo sea para conocer un poco de la cultura local.

Bueno, creo que este post se está haciendo un poco largo, así que voy a terminar, dejándome muchas cosas en el tintero que me gustaría compartir con vosotros, pero lo haré más adelante, lo prometo.

Me acuerdo muchísimo de todos vosotros, cada día y cada hora...me faltan muchos pedacitos.