Primero ¿Qué es el Jenever? Pues bien, no es otra cosa que Ginebra, pero con sabores infinitos, desde cereza hasta chocolate pasando por plátano. Esta bebida se consume a chupitos, nunca en vaso, pero también se pueden comprar botellas de un solo sabor.
La razón de que os cuente todo esto, es que el fin de semana pasado viví una de las experiencias más extrañas-divertidas-inquietantes de mi vida, y tuvo que ver con esta bebida, la fiesta del "Jeneverdropping".
La temática es la siguiente: Se hacen 10 grupos de 10 personas cada uno, y se les reúne a todos juntos en una casa medio en ruinas en el centro de la nada, de noche. Allí es donde comienzas a pensar "suicidio colectivo..." pero no, te dan un mapa, un par de chupitos de Jenever y te explican que te van a soltar en mitad del campo y que el grupo tiene que seguir las indicaciones caminando por el bosque para llegar a diferentes stands, donde según las normas, se harán juegos con el objetivo último de conseguir más Jenever. Al final, una hoguera gigante donde recibir el premio final, más Jenever, y una hamburguesa para reponer fuerzas.
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Los cowboys son los Belgas, organizadores de la historia |
En definitiva, un grupo de diez tías con mucho pavo solas de noche en mitad del campo con un mapa....resultado: caídas, pérdidas, canciones de scouts, algún diente perdido y muchas muchas risas.
Después de esta experiencia la semana ha sido bastante tranquila, con varias presentaciones en Inglés delante de toda la clase, que me han demostrado que mi cara puede llegar a tonalidades insospechadas de rojo. Por otro lado, Bélgica se está portando genial en cuanto al tiempo se refiere, y aunque hace frío el sol acompaña todos los días y eso hace el otoño mucho más llevadero. Además, hoy han empezado las vacaciones de Otoño, y desde hoy hasta el Lunes 7 de Noviembre no tenemos que pisar la "Xios hogeschool".
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Wok en el parque, porque nos lo merecemos |
Decidido, no nos quedamos en Hasselt, nos vamos a Antwerpen, Gent, Luxemburg, y acabamos la semana como no en Berlín! Casi me cuesta creerme que por fin, después de dos años de soñar con Alexanderplatz la voy a pisar, con mis nuevas botas compradas en Maastricht.
A pesar de todo, desde mi ventana se ve Sevilla con mucha nostalgia, y casi huelo el adobo de Tetuán y veo los picos de Plaza de España...A veces también oigo Madrid, y mi calle Noviciado.
Pero no me quejo, el tiempo pasa rapidísimo y se quita los zapatos para que no me de cuenta de que lo ha hecho, y se que dentro de no tanto estaré echando de menos Hasselt.
En fin...¡Vivan las vacaciones! Ya os contaré a la vuelta