martes, 18 de octubre de 2011

Historia de un cumpleaños



Esta historia comienza con pánico, el clásico previo a mi cumpleaños. Lejos de casa, lejos de todas y de todos, sin nada planeado y con miedo a superar la barrera de los 21 años "mayoría de edad internacional", y pasar a los 22 años "a partir de aquí todo va para abajo..." 

Por lo menos, en mi mente quedaba la ilusión por la visita de Juan, que llegaba a las 23:00 del Viernes día 14 de Octubre, noche previa al día C (C de cumpleaños). Ese día me levanté con las pilas puestas, y casi como si fuera el día de mi boda, hice todas las preparaciones habidas y por haber antes del mediodía...Un mes y medio es mucho tiempo sin ver a alguien.

Y es aquí donde el pánico se volvió susto, nervios, alegría y más nervios. Después de comer y de ser muy habilmente entretenida por las chicas de la residencia, subí a mi habitación y en el pasillo me encontré con millones de cartulinas de colores con letras de mis canciones preferidas...recorriendo el pasillo y la escalera hasta llegar a la puerta de mi habitación. Ahora todo se volvió un poco difuso cuando entré y vi a Juan, muchas horas antes de lo anunciado, de pie entre mi desorden con cara de "te pillé". Después, un sonoro OOOHHH de todas las implicadas que habían puesto todo el esfuerzo del mundo en que yo no me enterara de nada durante toda la semana de maquinaciones y preparación. 

Pero cuando todavía no podía quitarme el susto del cuerpo llegó la noche, y todo el mundo estaba revolucionado...hay plan, no hay plan? Me vestí, y bajé a la cocina del primer piso a tomar "unas cervezas"...SORPRESAAAA! nervios otra vez! Media residencia escondida dentro de una cocina de 5 metros cuadrados, un mantel rosa con lunares, guirnaldas en el techo, vasos cursis con los que cualquier niña de 6 años soñaría (y de 22 en mi caso) y comida preparada con mucho cariño, incluída tortilla de patatas.







Y aquí es donde me viene la sensación..de que no me merezco todo esto, de que soy la niña con más suerte del mundo y que es imposible hacerme un regalo mejor...porque no me habían regalado una sorpresa, habían matado totalmente el pánico, la nostalgia, la sensación de lejanía, llevando las expresiones "más feliz que una perdiz" y "más a gusto que un arbusto" a su máximo esplendor. 


Después y ya para casi hacerme sentir culpable, vinieron más regalos, y yo que me sentía más que satisfecha...parecía una protagonista de "my super sweet sixteen", pero sin ninguna calle cortada para hacerme un desfile. Los regalos materiales, por decirlo de alguna manera, fueron perfectos y los gorros hechos con servilletas de Pilar remataron la noche. 


Pero mi cumpleaños no acabó ahí, teniendo en cuenta que el día 15, al día siguiente, la ciudad de Hasselt había decidido obsequiarme con la "Jenever Fest", fiesta local que consiste en beber chupitos de Grinebra de sabores mientras escuchas música desde las 14:00 del medio día hasta las 20:00 de la tarde. Compramos botellas de Jenever y a festejar se ha dicho! Cumpleaños feliz....me pongo roja...tomamos chupitos...bailamos...Me encanta el 15 de Octubre y me encanta Hasselt. 



Pero no nos olvidemos, de que Juan estaba aquí, participando en todo, viviendo todo, hablando con todos...Creo que en algún momento hice el amago de explotar de felicidad...El Domingo visita a Lovaina, una ciudad universitaria cercana a Hasselt.



El Lunes despedida y vuelta a la vida normal. Mi entrada en los 22 no ha podido ser por una puerta más grande...

Feliz!

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